Supongamos cuatro casos de muerte provocadas por un perro:
- Un perro ataca a un bebé, mordiéndolo hasta matarlo.
- Un perro levanta a un bebé por la cabeza y lo lleva hasta la sala donde está el resto de la familia. No lo ataca, pero el bebé muere a causa de las heridas provocadas en ese traslado brusco.
- Un perro de raza pequeña cariñoso y juguetón, es el causante de la muerte de un niño de dos años.
- Un conductor fallece al estrellarse con su coche.
Casos 1 y 2. La mordida del perro causa la muerte a un bebé. Por tanto, los dos perros son peligrosos. Sin embargo, el perro del primer caso es agresivo y muerde con la intención de causar daño. El perro del segundo caso, en cambio, no muerde agresivamente y su peligrosidad no tiene nada que ver con su intención de causar daño.
¿Podemos decir que uno de esos perros es más peligroso que el otro? No, los dos mataron a un bebé! Lo que sí podemos decir es que uno de esos dos perros es agresivo.Es importante tomar en cuenta estas diferencias entre peligrosidad y agresividad. Todos los perros pueden morder bajo determinadas circunstancias, sin importar su raza, tamaño o apariencia. Por tanto, todos los perros son peligrosos, pero no todos son agresivos.
Caso 3. También existen otros peligros relacionados a los perros, pero que nada tienen que ver con las mordidas ni con la agresión. Tal es el caso de un niño de dos años que fallece al darse un golpe en la sien, el hecho ocurrió con un perro de raza pequeña cariñoso y juguetón, loco de alegría se lanzó a lamer al niño, el niño se cayó y el golpe le produjo la muerte. ¿Acaso este perro es peligroso o agresivo?. Simplemente fue la mala suerte la que produjo el accidente.
Caso 4. Imagina, por ejemplo, un accidente automovilístico causado por un perro que anda suelto y cruza la calle corriendo.